No importa que tengas una carrera profesional y un máster, las redes pueden hacerte sentir que no mereces tu posición. De hecho, hasta un 70 % de personas se han sentido así al mirar la página principal de su Instagram.
Este sentimiento se conoce como “el síndrome del impostor(a)” y puede llegar a convertirse en un si no nos damos cuenta de que las redes sociales no siempre muestran la realidad de las cosas.
¿Qué es “el síndrome del impostor(a)”?
El síndrome del impostor (a) se caracteriza por la incapacidad de atribuirse méritos propios. La persona piensa que sus logros son mera suerte o casualidades que le han ido pasando a lo largo de su vida.
Aunque a primera vista puede sonar como una simple auto-crítica, este síndrome puede hacernos creer que no somos capaces de lograr nada y puede llegar a ser un problema grave.
Existe un conflicto entre las expectativas que se tienen sobre uno/a mismo/a y las que nuestro alrededor nos hacen saber, ya que quién lo siente tendría “miedo a no cumplirlas”. El síndrome del impostor(a) engloba, por ende, pensamientos del tipo: “Yo no soy capaz”, “No soy tan bueno como piensan” o “No sé lo suficiente ni estoy preparado para hacer esto”.
Relación con las redes sociales
La aparición de las redes sociales ha acentuado este síndrome en los jóvenes, ya que fuerzan a compararse constantemente, lo que influye en la auto-imagen y el autoestima.
Según un estudio realizado por la Royal Society of Public Health y la Universidad de Cambridge, los/as jóvenes que pasan más de 2 horas al día en las redes sociales tienen más riesgo de desarrollar problemas de salud mental y malos hábitos.
Estas experiencias de comparación pueden derivar en un ciclo tóxico en el que el miedo a que nuestro alrededor descubra que somos un fraude nos lleva a realizar un sobreesfuerzo para alcanzar los objetivos a la perfección. En caso de alcanzarlos, se asociaría ese éxito con el sobreesfuerzo o el sentimiento de angustia de no ser suficientes.
De forma inconsciente, se va desarrollando la creencia de que los logros se deben precisamente a habernos «machacado», lo cual aviva la creencia que comenzó el ciclo y se inicia el bucle otra vez.
Claves para evitar el síndrome del impostor
Algunos puntos clave para evitar desarrollar este síndrome son:
Tomar los halagos con gratitud y sin pedir explicaciones.
Expresar nuestras emociones a nuestra red de apoyo más cercana.
Escribir una lista de logros y analizar cada uno de ellos recorriendo en nuestras mentes qué fue lo que nos llevó ahí.
Trabajar con ayuda profesional en nuestra salud mental.
Tener empatía y darnos cuenta que todo el mundo comete errores, nadie es perfecto y las redes sociales no siempre muestran la realidad.
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